El cuento No todas las princesas tienen que casarse está plagado de metáforas y simbologías.
La princesa representa a las mujeres en general. Los reyes equivalen al conjunto de sociedades de todos los países. El príncipe del Reino de Al Lado corresponde a las normas sociales impuestas por una tradición patriarcal. El habitante del Reino Imaginario es el “yo” de cada una de las mujeres, es decir, la esencia de cada una (sus pensamientos, inquietudes, necesidades,…).
La princesa (la mujer) huye ante la idea de cumplir con las normas sociales, dicha huida no es real, representa al autoconocimiento de la mujer. En ese camino de autoconocimiento, a través del cual, la mujer se enfrenta a sus pensamientos, va descubriendo lo que realmente quiere hacer en la vida y lucha por ello: crece como persona y se empodera.
Cuando la princesa y los reyes se encuentran (la mujer y la sociedad) y se abrazan, ese abrazo representa la aceptación por parte de la sociedad de la mujer como igual, y como tal debe tratarla, sin discriminarla por su género.
